Penance (Reconciliation)|Penitencia (Reconciliación)

Hay cuatro pasos en el Sacramento de la Reconciliación:


  1. Sentimos contrición por nuestros pecados y una conversión de corazón para cambiar nuestros caminos.
  2. Confesamos nuestros pecados y pecaminosidad humana a un sacerdote.
  3. Recibimos y aceptamos el perdón (absolución) y somos absueltos de nuestros pecados.
  4. Celebramos el amor eterno de Dios por nosotros y nos comprometemos a vivir una vida cristiana.


El pecado daña nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Como dice el Catecismo:


Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada cristiano debe ser una piedra viva.

A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero. (CCC 1487, 1488)


Una comprensión madura del pecado incluye reflexionar sobre nuestros pensamientos, acciones y omisiones, así como examinar los patrones de pecado que pueden surgir en nuestras vidas. Con corazones contritos, también estamos llamados a reflexionar sobre los efectos de nuestros pecados en la comunidad en general y cómo podríamos participar en sistemas pecaminosos.


La contrición y la conversión nos llevan a buscar el perdón de nuestros pecados para reparar las relaciones dañadas con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver pueden ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo. (CIC 1495). Nuestros pecados son perdonados por Dios, a través del sacerdote.


Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son:


  • la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
  • la reconciliación con la Iglesia; 
  • la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales; 
  • la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
  • la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual;
  • el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano. (CIC 1496)


La confesión individual con un sacerdote es el principal medio de absolución y reconciliación de los pecados graves dentro de la Iglesia. El Sacramento de la Reconciliación nos libera de los patrones de conducta pecaminosos y nos llama a la conversión completa a Cristo. La reconciliación sana nuestros pecados y repara nuestras relaciones.


Examen de conciencia